Día 4 de octubre de 2013.
Hoy exactamente hace 50 años de
aquel 4 de octubre de 1963, también viernes, en que iniciamos nuestro primer
curso en el seminario de Linares de Riofrío. Por este motivo, y como había
gente que no había vuelto a ver el seminario, habíamos programado una visita
para recordar “in situ” aquel ya lejano día, ¡50 años! que se dice pronto…
A la hora prevista y al sitio
fijado vamos llegando, algunos que nos vemos con más frecuencia, pero otros que
hacía muchos años que no nos veíamos como Aurelio y Ángel Fernández con sus
esposas, y Martín Riesco que se une a nuestro grupo aunque era de un curso
superior. Además allí nos volvemos a encontrar Bueno, Calama, Adolfo, Pepe, Castilla,
Domingo, José Manuel Agustín, Juan Manuel y yo, algunos acompañados por nuestra esposa.
En la plaza de Linares nos estaban esperando Antonio Grande y Luis (este último también del curso superior).
Nos dirigimos al seminario para
dar una vuelta por el patio, los campos (lo que queda de ellos), la "cazuela", la
fachada, donde nos hacemos las fotos de rigor, y tras los comentarios de
recuerdos, de sorpresa por los cambios y cierta desilusión por el estado de
abandono en que se encuentra todo, pronto volvemos al pueblo para reponer
fuerzas con unos vinos y unas raciones de chorizo, queso… y regresar a
Salamanca, que mañana nos espera un día muy intenso.
Día 5 de octubre de 2013.
Alrededor de las 11 empezamos a
llegar a Calatrava y van apareciendo caras nuevas ¿tú quien eres? ¿te acuerdas
de mí…? ¿dónde estás? Algunos llegamos
desde cerca, pero otros han hecho muchos kilómetros para estar aquí -desde Barcelona, Alicante, Pamplona, Cádiz, San Sebastián de los Reyes, Medina del Campo, Valladolid, Bilbao, Ávila...-. Además de
los que ya estuvimos el día anterior en Linares van llegando José Luis Martín,
Alejandro Barés, Serafín, Antonio Sánchez, Poli, Peña, Fructuoso, Egido,
Julián, Fabi, José Ignacio, Juanjo, Jesús, Matías, Celso, Constante… (varios acompañados por su esposa).
La misa es concelebrada por D.
Victoriano G. Pilo, nuestro profesor de Música y Filosofía en Calatrava, y D.
Marciano también profesor nuestro de Lengua y de Hª del Arte en Linares. Nos
acompañan con sus canciones algunos miembros del Coro de San Agustín, lo que
hace aún más emotiva y brillante la ceremonia.
Terminada la misa recorremos
algunos de los nuevos espacios de Calatrava. La reforma de hace ocho años lo ha
cambiado todo y nos cuesta reconocer algunos de estos lugares, pero nos
impresiona la nueva biblioteca y la zona de residencia de sacerdotes mayores.
Pero uno de los momentos que más recuerdos nos trae a la mente, para los que estuvimos
aquí en PREU, es cuando pasamos por la
escalera principal, esa cuya bóveda y cristalera limpiamos aquel año a cambio
de cuatro perras, que dice Juanjo que los curas no cumplieron lo prometido y no
nos las dieron: lo hacíamos para financiarnos el viaje por Andalucía que
hicimos a final de curso. ¿Quién no se acuerda de aquellos ratos limpiando las
telarañas de la cristalera? Atamos una escoba con un palo y otro palo, pero
aquello se iba para donde quería menos en la dirección en la que estaban las
telarañas. Que tira “paquí”, que vuelve “pallá”… Algún santo tuvo que intervenir para que no
termináramos rompiendo los cristales, y encima, Mariano Barragán diciendo
tonterías, dirigiendo las maniobras, a su estilo, claro, por lo que terminamos
todos por los suelos muertos de risa.
El campo de fútbol y los de
baloncesto han desaparecido y se han transformado en un jardín con paseos y un
auditorio, además de un parking subterráneo.
A las 2 estamos en el Parador,
donde siguen llegando caras nuevas, Calama y Ceci, Poveda y Curra, Antonio Tomás y Mª Jesús, Juanes, Pedro… También nos acompaña el padre Pilo. En total 57 personas, todo un
éxito. En la puerta nos hacemos la foto de todo el grupo.
Primero tenemos el cóctel en la
terraza del Parador con vistas a la ciudad y después pasamos al comedor donde
recibimos la primera sorpresa con una tarjeta en la que aparece el menú con
nuestra insignia de Amigos Siempre y un
pequeño collage de fotos de nuestra estancia en el seminario. Ya casi al final
de la comida viene la segunda sorpresa que entregamos a todos: una carpeta en
cuya portada figura un mapa de Salamanca con el pueblo de todos y cada uno de
los 63 que empezamos en Linares en 1963, en la contraportada un mapa de España
con el lugar donde nos encontramos todos ahora, incluidos cinco que se
encuentran en el extranjero, y en el interior de la carpeta un gran collage con
fotos también de aquellos años del seminario. En el interior de la carpeta
adjuntamos la letra del Pupurri y el nombre de todos los de nuestro curso con
su correo y teléfono.
A los postres, y como no podía
ser de otra manera, cantamos el Pupurri, y poco a poco, los que tenían más
prisa fueron marchando, agradeciendo la tarea realizada y el éxito de reunir a
tantos compañeros después de tantos años sin vernos, y deseando que todo esto
continúe de alguna manera, que no quede en lo realizado hasta ahora.
Los que no teníamos tanta prisa,
todavía tuvimos tiempo de tomarnos algo en la terraza del Parador entre
chistes, anécdotas, etc. donde llevó la voz cantante Antonio (Pillín), y Bueno aprovechó
para liquidar las camisetas que quedaban.
Cuando el sol ya iba bajando y el
fresco se hacía notar nos fuimos despidiendo con la sensación de haber
disfrutado de un día inolvidable.
Severiano Pérez García.
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