PRESENTACIÓN


                                  
¡¡Cincuenta años!!

Juan José Rodríguez Herrero

 

En 1963, llevados por diversas circunstancias -en forma de cura, de maestro, de chaval espabilado, de creencia o necesidad de los padres- coincidimos en Linares de Riofrío. A los doce años la mayoría, once algunos, unos críos dicho de forma rápida. De la noche a la mañana dejamos nuestro entorno de familias y amigos y fuimos donde nos llevaron, porque a los doce años de ahora y de entonces uno no va sino donde le llevan. Sí, resignados porque era lo que había, que las circunstancias del momento eran esas. Y gracias.


Y ¿a qué nos llevaron? Decían que para ser sacerdotes, o sea, curas, pero en eufemismo. Allí nos recibieron unos sacerdotes a los que nosotros llamábamos curas: vaya desde aquí nuestro agradecimiento -claro, a unos más que a otros-  para los que nos supieron educar y enseñar, pero sobre todo a los que nos lograron comprender, animar e ilusionar. Posiblemente por eso estamos celebrando que hace cincuenta años que nos conocemos.


Ninguno de los que aquel año fuimos a Linares salió ni de cura ni de sacerdote. Unos perseveraron más que otros, porque las circunstancias hicieron que unos perseveraran más que otros, porque la vida es así y cada uno va eligiendo su camino cuando te vas haciendo grande.


Cincuenta años.  De alguno de los que entramos se han perdido o no se han mantenido las referencias, porque también el hacerse mayor lleva a ocuparse de otras cosas. Alguna vez son las circunstancias y la lejanía, pero también puede ser la libertad para olvidar. Otros se han ido para siempre. Y muchas veces nos encontramos ante una foto y sale la pregunta: ¿Qué sería de…? ¿qué era de…? La vida.


Cincuenta años después nos da por hacer algo un poco diferente a lo que hacemos todos los años. Sí, Linares  y después Calatrava nos terminaron marcando de forma indeleble, un carisma que se decía, y un buen grupo nos seguimos viendo. Afortunadamente, y con agrado. Nos seguimos viendo, pero no solos. El grupo de los que nos vemos frecuentemente se ha multiplicado por dos porque las respectivas señoras se han incorporado al grupo, y ya todos nos conocemos casi de toda la vida. Y bien, pero cada uno en una parte de la mesa que, no es por nada, ellas hablan con bastante más fluidez y entonan mejor que nosotros.


Los hijos se han ido haciendo mayores y han elegido su camino. Muchas veces hemos estado juntos mientras crecían y hasta que han terminado de hacerlo. Y alguna en su boda nos ha presentado a su recién marido como “estos son los amigorros de mis padres”. Y se notaba el cariño.


Lo que recogemos en este blog no pretende ser más que un estímulo al recuerdo expuesto en forma de ironía, chanza, o reflexión sobre nuestro pasado conjunto y que es, a la postre, parte de nuestro presente. El material de trabajo es el álbum de fotos colectivo. Las ironías, chanzas y reflexiones son de todos.



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